Consejos para volver a la rutina después de vacaciones

Las vacaciones, esa época que muchos esperan con ansia durante el resto del año, están llegando a su fin y, volver a la rutina, aunque con las pilas más recargadas que nunca, puede resultar complicado.

Para no perder el foco en tus objetivos y retomar los horarios y las actividades habituales de la mejor manera posible, en Hasten Group te damos cinco consejos imprescindibles para regresar a tu trabajo de manera saludable.

¿Cómo volver a la rutina tras el período vacacional?

  1. Permítete tener un periodo de adaptación: No pretendas estar al 100% el primer día de vuelta de vacaciones. Bríndate tu tiempo y espacio para hacer esta etapa más llevadera y ser más productivo a corto plazo. Algo que puede ayudarte a que el cambio no sea tan drástico es retomar horarios, organizarte y planificarte unos días antes de volver al trabajo.

 

  1. Planifica qué actividades de ocio realizarás: Volver al trabajo no quiere decir que dejes de lado las actividades placenteras. Organiza planes que te gusten y practica tus aficiones durante los descansos de tu periodo laboral para mantener la motivación y mejorar nuestro rendimiento

 

  1. Restablece tus horas de sueño: El descanso debería ser una máxima en tu vida, ya que si estás descansado serás más eficiente y productivo. Si después del verano te cuesta conciliar el sueño puedes seguir estos tips: Métete antes en la cama, no mires ninguna pantalla luminosa ni hagas ejercicio dos horas antes de acostarte y no cenes en abundancia.

 

  1. No te disperses en tu bandeja de entrada: No pierdas un día entero abriendo correos que vas a eliminar, como suscripciones, anuncios, spam… Céntrate en los correos que de verdad te interesan y necesitan atención. Para ello mira el asunto y el remitente y toma acción por orden de importancia.

 

  1. Mantén una buena actitud: Al volver de las vacaciones es probable que no estemos tan ágiles ni eficaces como lo estaríamos normalmente, no por ello hay que frustrarse. Sé amable y no te estreses, entiende que hay que volver a la rutina de forma progresiva.

 

Todos estos consejos te ayudarán a mantener la calma y a volver a tus tareas y a tu jornada laboral paulatinamente. La productividad va siempre ligada de la mano de los hábitos.

“Ir despacio, pero caminando. Ir tranquilo, pero sin pararse”.


Claves para gestionar talento en la nueva era

Ya es de sobra conocido que el mundo laboral ha cambiado. Vemos cientos de artículos, análisis y estudios que hablan sobre las nuevas tendencias que afectan a la gestión de personas y a nuevas formas de trabajo a nivel global. En los últimos tiempos, ha crecido de forma exponencial el nuevo modelo de trabajo, adoptado por numerosas empresas y otras que aún se resisten: el modelo híbrido. Este modelo combina el trabajo presencial en la oficina con el trabajo en remoto, de forma más o menos flexible en función de la empresa, incluso de los equipos o las tareas a desempeñar. Las empresas y los profesionales han tenido que adaptarse a esta nueva forma de trabajar y los líderes de RRHH han trabajado en cómo alinear sus estrategias de gestión de personas a esta nueva realidad: cómo gestionar mejor el talento.

 

Mucho se habla de las claves relacionadas con la definición y ejecución de estas estrategias, tareas a tener en cuenta y guías para que este proceso sea un éxito en la empresa. Pero, antes de nada, es necesario realizar una reflexión y hacerse una pregunta para poder trabajar en la elaboración y ejecución de las acciones encaminadas a gestionar mejor el talento de nuestra organización: ¿Qué tipo de talento tenemos y queremos tener?

 

De nada nos sirve contratar al mejor talento, ni pretender tener a los mejores en nuestros equipos (con mayor conocimiento y experiencia) si, por otra parte, no cumplen con las habilidades y competencias necesarias para el puesto, la actitud y el compromiso. ¿Quizás entonces la clave esté en no tener a los mejores, sino a los más adecuados?

 

Abordaremos las claves para encontrar y mantener el mejor talento en nuestra organización desde diferentes ángulos:

 

  • Los conocimientos y la experiencia. Se refiere al “saber hacer”. Nos dan las pistas necesarias para intuir que la persona puede desempeñar las tareas, sobre todo técnicas y operativas, de una forma competente. Es decir, tiene las competencias técnicas, sabe sobre lo que tiene que hacer y, en muchos casos, ya lo ha hecho antes. Normalmente este tipo de competencias y conocimientos se pueden adquirir a través de determinados recursos como: libros, cursos, internet u otros medios. Por ejemplo, podemos hablar de conocimientos de programación, diseño, finanzas o arquitectura.

 

  • Las habilidades y competencias (soft skills). Tiene que ver con el “ser capaz”. En este caso, no se refiere tanto a las competencias técnicas y relacionados con las tareas a realizar, a lo que la persona puede hacer hoy, sino a sus capacidades y habilidades para desarrollar dichas tareas. Nos dan la información necesaria para intuir, no solo lo que sabe hacer hoy, sino lo que podrá llegar a saber o hacer a futuro. Hoy día, las organizaciones saben cuáles son sus modelos de negocio, estrategias y tácticas en el presente, pero no tienen ni idea sobre cuáles serán en un futuro. Donde el mercado, las empresas y las necesidades cambian de manera acelerada y se hace necesario adaptarse rápidamente a estos cambios. Por supuesto, sus equipos también y las habilidades y competencias blandas (no técnicas) son las que le van a facilitar llevar a cabo estos cambios con éxito. Como competencias clave, podemos hablar de flexibilidad, gestión del cambio, liderazgo, trabajo en equipo o tolerancia a la frustración.

 

  • La actitud y motivación. Nos referimos al “querer hacer”. Tan importante es que nuestro equipo tenga los conocimientos y competencias necesarias para desarrollar su trabajo, además de evolucionar con las necesidades de la empresa, como tener la actitud adecuada frente a los problemas y desafíos que supone. La motivación necesaria para afrontar retos es clave a la hora, no solo de resolver problemas, sino de generar ideas y crear. La importancia de tener algo que nos mueve para hacer las cosas. Si no hay motivación, el gurú más competente no será válido para nuestro equipo.

 

  • El compromiso y el propósito. Se refiere a “comprometerse a hacer”. Si hay algo que marca la diferencia en un equipo es precisamente el compromiso y el sentido del propósito. Es importante que cada uno de los miembros entiendan el proyecto, sus objetivos y cómo su aportación impacta en los resultados y la consecución de un objetivo común. Cuando el propósito de la organización es compartido, cada uno de los integrantes se lo creen y además lo comparten. Todo lo demás es mucho más fácil. Por ello es muy importante identificar este propósito, contarlo y enamorar a los miembros de la organización y a los candidatos.

 

Hoy día la información está en internet, los libros, los cursos… Las competencias y habilidades se entrenan, pero la motivación, el compromiso y el propósito, se tienen o no. Por lo tanto, construyamos equipos de gente que sepa hacer, que sea capaz. Pero, sobre todo, gente que quiera hacer, que esté comprometida y comparta el propósito de la organización.

 

Si tenemos en cuenta estos factores podremos asegurarnos de que tenemos, no solo el mejor talento, sino el más adecuado para nuestros equipos y organización. No olvidemos que, desde que la tecnología ha empapado cualquier sector de actividad que se nos venga a la cabeza y, desde que los datos, en la mayoría de los casos, comienzan a ser el activo de más valor de la organización, el capital más importante de nuestra empresa son las personas: nuestra mayor ventaja competitiva, lo que nos permitirá ser sostenibles y crecer.


El directivo más buscado por las empresas en post-pandemia

Si hay algo que la pandemia ha dejado claro en el ámbito empresarial es que va a ser cada vez más común, a partir de ahora, vivir situaciones de incertidumbre que no responden a patrones antes vistos y conocidos. Las organizaciones que sobreviven son aquellas que aprenden a vivir en este estado. Que se adaptan a los continuos cambios y muestran agilidad para repensar y reinventarse cuando sea necesario. Para ello, el perfil directivo que necesitan estas organizaciones también ha cambiado. Un perfil directivo con una serie de habilidades y competencias que les permita, no solo adaptarse a los cambios, sino anticiparse e incluso provocarlos.

¿Qué características debemos buscar en un perfil directivo que pueda llevar al éxito a nuestras empresas en este nuevo paradigma?

  • Lo primero de todo es asumir y tomar consciencia de que el modelo de organización ya ha cambiado. Ya no vale lo que antes era la clave del éxito. Se hace necesario realizar un trabajo de análisis para detectar errores en los anteriores modelos de dirección. Identificar qué aspectos hay que modificar, cuáles ya no nos valen y adoptar nuevos estilos de liderazgo. Hay que transformar los viejos estilos autoritarios, modelos de dirección poco organizados y adoptar metodologías basadas en la comunicación, en el ejemplo y el uso de herramientas digitales.

 

  • El nuevo directivo tiene que ejercer ahora en un entorno virtual. En muchas ocasiones, con equipos muy dispersos y a través de canales digitales. Velando que la comunicación se realice de la misma forma que en la presencialidad y que cada miembro del equipo esté alineado con la estrategia y los objetivos marcados.

 

  • Las competencias, ya no solo transversales o softskills, sino las digitales, se hacen indispensables. El nuevo directivo tiene que adquirir una serie de habilidades y conocimientos en el uso de las tecnologías en su ámbito de aplicación, conocer qué metodologías y herramientas digitales existen y aplicarlas. Así mismo, hacerlas extensibles a sus equipos y formarlos para capacitarlos para adaptarse a estos cambios.

 

  • La adaptación a los cambios también requiere que el directivo adopte un modelo de dirección frente a objetivos, teniendo en cuenta el entorno y su equipo. Sabiendo adaptarse en cada momento a las necesidades de la organización. Transmitir esto a sus equipos es fundamental. En un modelo en el que se fomenta el teletrabajo y/o el trabajo híbrido, a veces con distintos horarios, se hace necesario dejar claros los objetivos y transmitir la necesidad de alinearse con los mismos, más allá de la tradicional presencialidad y cumplimiento de horarios. Esto empodera a los trabajadores, pero también le requieren un componente de responsabilidad.

 

  • Una característica fundamental, el directivo o líder del futuro (ya del presente) tiene que ser súper proactivo. Entender, antes que nadie, la necesidad de adaptación y poner en marcha internamente los cambios necesarios. Transmitirlo a los equipos y conseguir que la organización sea lo más ágil posible. El directivo que no cumpla con esta premisa, significará un freno para la adaptabilidad y buena marcha de la organización, en un nuevo paradigma, destacado por la incertidumbre y los continuos cambios.

Además de estas características fundamentales, es importante que el nuevo directivo ejerza de “punta de lanza”, allanando el camino y facilitando los cambios en la organización para sus equipos. Una especie de “pegamento” para conseguir un equipo cohesionado y trabajando con un propósito común. Además de una fuente de motivación para que los miembros de la organización trabajen alineados y con pasión por el trabajo que realizan.


2022: cambios en las prioridades e intereses de los empleados

Algo que ya estaba en la cabeza de todos: empresarios, directivos y empleados … se ha impuesto, de forma acelerada, tras la pandemia. La flexibilidad laboral, el trabajo híbrido o remoto y la conciliación laboral están aquí y, como se suele decir, han venido para quedarse.

 

Y es que, ha tenido que llegar una pandemia para cambiarnos la mentalidad de golpe. Algo que nos pasa a menudo, pues somos seres humanos y necesitamos una palanca que nos empuje a realizar cambios importantes. Pero, aunque la “cabra tira al monte” y una mayoría de empresas, sobre todo las grandes, han vuelto a obligar o al menos sugerir la vuelta a la oficina, en algunos casos de forma totalmente presencial, irremediablemente la manera de ver las cosas ha cambiado. Sobre todo, porque si en vez del lado de las empresas, miramos desde el ángulo de los empleados, las prioridades e intereses han cambiado. Teniendo que llegar, en muchos casos, a un consenso o término medio entre ambos.

 

Así, los empleados prefieren trabajar cerca de casa, para poder conciliar mejor la vida familiar y profesional. Son conscientes de que pasan demasiado tiempo en el trayecto entre casa y el puesto de trabajo. Esto ha provocado que las empresas tengan que buscar nuevas ubicaciones para sus oficinas: localizaciones más céntricas o mejor repartidas por la ciudad, buscando el fácil acceso para sus trabajadores.

 

Por otro lado, el trabajo híbrido (la nueva modalidad que mezcla la presencialidad en la oficina y el trabajo en remoto) tiene visos de convertirse en la fórmula ideal. Esto se debe a que aporta los beneficios y las ventajas de ambas modalidades: la facilidad de conciliación entre la vida familiar y profesional, la flexibilidad y autonomía del trabajo en remoto, el contacto y comunicación directa o “face to face” con los compañeros de trabajo… Esa sensación de pertenencia que tan importante es en la construcción y gestión de equipos de trabajo.

 

Además, cada vez existen más profesionales, sobre todo en sectores altamente digitalizados, como los que tienen que ver con la programación, el diseño y el marketing digital, que prefieren el trabajo 100% remoto. Algunos de ellos no se plantean otra alternativa. Todo apunta a que esta minoría, poco a poco, se irá convirtiendo en una mayoría. Sobre todo, teniendo en cuenta el ritmo al que el mundo empresarial se está digitalizando, las necesidades cada vez más tecnológicas que aparecen y la dificultad que tienen las empresas de encontrar talento adecuado.

 

Las bases de la gestión del talento también han cambiado. El talento se hace global y cada vez es más complicado encontrar el talento ideal en la misma ciudad, incluso país. En este sentido, las empresas van a tener que hacer esfuerzos desde el punto de vista de gestión y organización. Por un lado, creando espacios de trabajo flexibles, que ofrezcan la comodidad a los empleados y generen el entorno necesario para fomentar este tipo de interacciones que impulsen la motivación. Y, por otro, estableciendo normas y mecanismos y aportando las herramientas y sistemas necesarios que faciliten el trabajo en remoto. De forma que no perjudique a la gestión de equipos, a la buena marcha del negocio y mantenga esa motivación y sentido de pertenencia de sus miembros.

 

Hoy en día, existen tecnologías, mecanismos y metodologías que lo permiten. El reto está en afrontarlo como tal e ir dando pasos hacia un nuevo paradigma empresarial y laboral, que no volverá a parecerse a lo que vimos antes de la pandemia.