Claves para gestionar talento en la nueva era

Ya es de sobra conocido que el mundo laboral ha cambiado. Vemos cientos de artículos, análisis y estudios que hablan sobre las nuevas tendencias que afectan a la gestión de personas y a nuevas formas de trabajo a nivel global. En los últimos tiempos, ha crecido de forma exponencial el nuevo modelo de trabajo, adoptado por numerosas empresas y otras que aún se resisten: el modelo híbrido. Este modelo combina el trabajo presencial en la oficina con el trabajo en remoto, de forma más o menos flexible en función de la empresa, incluso de los equipos o las tareas a desempeñar. Las empresas y los profesionales han tenido que adaptarse a esta nueva forma de trabajar y los líderes de RRHH han trabajado en cómo alinear sus estrategias de gestión de personas a esta nueva realidad: cómo gestionar mejor el talento.

 

Mucho se habla de las claves relacionadas con la definición y ejecución de estas estrategias, tareas a tener en cuenta y guías para que este proceso sea un éxito en la empresa. Pero, antes de nada, es necesario realizar una reflexión y hacerse una pregunta para poder trabajar en la elaboración y ejecución de las acciones encaminadas a gestionar mejor el talento de nuestra organización: ¿Qué tipo de talento tenemos y queremos tener?

 

De nada nos sirve contratar al mejor talento, ni pretender tener a los mejores en nuestros equipos (con mayor conocimiento y experiencia) si, por otra parte, no cumplen con las habilidades y competencias necesarias para el puesto, la actitud y el compromiso. ¿Quizás entonces la clave esté en no tener a los mejores, sino a los más adecuados?

 

Abordaremos las claves para encontrar y mantener el mejor talento en nuestra organización desde diferentes ángulos:

 

  • Los conocimientos y la experiencia. Se refiere al “saber hacer”. Nos dan las pistas necesarias para intuir que la persona puede desempeñar las tareas, sobre todo técnicas y operativas, de una forma competente. Es decir, tiene las competencias técnicas, sabe sobre lo que tiene que hacer y, en muchos casos, ya lo ha hecho antes. Normalmente este tipo de competencias y conocimientos se pueden adquirir a través de determinados recursos como: libros, cursos, internet u otros medios. Por ejemplo, podemos hablar de conocimientos de programación, diseño, finanzas o arquitectura.

 

  • Las habilidades y competencias (soft skills). Tiene que ver con el “ser capaz”. En este caso, no se refiere tanto a las competencias técnicas y relacionados con las tareas a realizar, a lo que la persona puede hacer hoy, sino a sus capacidades y habilidades para desarrollar dichas tareas. Nos dan la información necesaria para intuir, no solo lo que sabe hacer hoy, sino lo que podrá llegar a saber o hacer a futuro. Hoy día, las organizaciones saben cuáles son sus modelos de negocio, estrategias y tácticas en el presente, pero no tienen ni idea sobre cuáles serán en un futuro. Donde el mercado, las empresas y las necesidades cambian de manera acelerada y se hace necesario adaptarse rápidamente a estos cambios. Por supuesto, sus equipos también y las habilidades y competencias blandas (no técnicas) son las que le van a facilitar llevar a cabo estos cambios con éxito. Como competencias clave, podemos hablar de flexibilidad, gestión del cambio, liderazgo, trabajo en equipo o tolerancia a la frustración.

 

  • La actitud y motivación. Nos referimos al “querer hacer”. Tan importante es que nuestro equipo tenga los conocimientos y competencias necesarias para desarrollar su trabajo, además de evolucionar con las necesidades de la empresa, como tener la actitud adecuada frente a los problemas y desafíos que supone. La motivación necesaria para afrontar retos es clave a la hora, no solo de resolver problemas, sino de generar ideas y crear. La importancia de tener algo que nos mueve para hacer las cosas. Si no hay motivación, el gurú más competente no será válido para nuestro equipo.

 

  • El compromiso y el propósito. Se refiere a “comprometerse a hacer”. Si hay algo que marca la diferencia en un equipo es precisamente el compromiso y el sentido del propósito. Es importante que cada uno de los miembros entiendan el proyecto, sus objetivos y cómo su aportación impacta en los resultados y la consecución de un objetivo común. Cuando el propósito de la organización es compartido, cada uno de los integrantes se lo creen y además lo comparten. Todo lo demás es mucho más fácil. Por ello es muy importante identificar este propósito, contarlo y enamorar a los miembros de la organización y a los candidatos.

 

Hoy día la información está en internet, los libros, los cursos… Las competencias y habilidades se entrenan, pero la motivación, el compromiso y el propósito, se tienen o no. Por lo tanto, construyamos equipos de gente que sepa hacer, que sea capaz. Pero, sobre todo, gente que quiera hacer, que esté comprometida y comparta el propósito de la organización.

 

Si tenemos en cuenta estos factores podremos asegurarnos de que tenemos, no solo el mejor talento, sino el más adecuado para nuestros equipos y organización. No olvidemos que, desde que la tecnología ha empapado cualquier sector de actividad que se nos venga a la cabeza y, desde que los datos, en la mayoría de los casos, comienzan a ser el activo de más valor de la organización, el capital más importante de nuestra empresa son las personas: nuestra mayor ventaja competitiva, lo que nos permitirá ser sostenibles y crecer.


Trabajo voluntario: ¿qué me aporta?

Si alguna vez te has preguntado qué es el trabajo voluntario, seguro que la respuesta que te ha venido a la mente es la de aquel trabajo que se hace sin esperar una retribución económica. Y eso cierto, pero el voluntariado va mucho más allá. Es una experiencia que se recomienda hacer alguna vez en la vida. Pues te ofrece un nuevo mundo repleto de oportunidades para aprender y crecer personalmente.

 

Formar parte de un voluntariado implica mantener un compromiso social con la comunidad en la que estás trabajando. A veces es muy complicado sacar tiempo para los demás, pero tienes que tener presente que las acciones llevadas a cabo mejoran el entorno y tienen beneficios ilimitados.  Con esta práctica, se desarrollan valores como el sentido humanitario, la solidaridad, el altruismo, la empatía, la generosidad y la sensibilidad. En resumen, el voluntariado te favorece a ti y a los que te rodean, especialmente en el mundo actual en el que vivimos tras la pandemia.

 

Pero, ¿los beneficios son únicamente físicos?, ¿favorezco al entorno y a los demás o hay más ventajas? Las aportaciones del voluntariado no tienen límite, estas se reflejan física y mentalmente, y a continuación te enumeramos algunas de ellas:

 

  1. Te sentirás muy útil

Das y recibes ayuda. Vas a estar con personas que necesitan ayuda y el sentimiento de gratificación que se queda cuando te implicas es enorme.

  1. Aumenta la autoestima y la confianza

Los trabajos voluntarios provocan que aumente la autoestima y la confianza en uno mismo. Ya que el hecho de realizar estas actividades altruistas provoca un sentimiento de realización y orgullo propio, mejorando la visión de uno mismo.

  1. Conoces gente

Podrás conocer a gente nueva y de esa manera mejorar tus habilidades sociales. Si eres un poco tímido o tímida, seguro que te ayudará muchísimo a perder la timidez y a ser más abierto, con todo lo que eso te puede aportar: distintos puntos de vista, fortalecer lazos con la comunidad y ampliar tu red de apoyo.

También potenciarás tu creatividad, motivación y visión de la vida. Explorarás tus intereses y te conocerás aún más. Sin duda, te desarrollarás como persona.

  1. Mejora tu físico y tu salud

Físicamente, el voluntariado ayuda a mantenernos saludables. Los expertos destacan los beneficios que tiene hacer un proyecto de este tipo a cualquier edad. Pero, sobre todo, sobresalen las ventajas que tiene hacerlo en el grupo de personas mayores. Muchas personas mayores viven pensando que ya no pueden realizar ciertas actividades y pocos saben que el voluntariado se puede aplicar a diversos ejercicios que requieren diferentes tipos de esfuerzo.

Además, está probado que las acciones de voluntariado reducen el riesgo de sufrir depresión, enfermedades del corazón y dolencias crónicas. Estás en contacto permanente con los demás, lo cual evita el aislamiento y te ayuda a protegerte contra la tristeza, si estás pasando por una situación complicada. Por tanto, la esperanza de vida aumenta en las personas que realizan algún tipo de trabajo voluntario.

  1. Consigues experiencia profesional

Profesionalmente, siempre es recomendable añadir las prácticas de trabajo voluntario por diferentes razones: consigues experiencia en un campo relacionado con tu carrera y puedes llegar a conocer gente que formen parte de tu misma área profesional.

Llevas a la práctica todos tus conocimientos teóricos y, para una futura empresa contratante, das el perfil de ser una persona valiente, solidaria y con un fuerte compromiso social. Alguien que se implica, que tiene facilidad para trabajar en equipo, gestionar tareas, comunicarse y organizarse.

  1. Es una forma de hacer contactos

El aprendizaje será continuo, un no parar. Podrás conocer a multitud de gente, cada una de un ambiente y entorno distinto. Y aprenderás a no juzgar a las personas por una primera impresión. Y, precisamente, relacionarte con otras personas puede llegar a que obtengas contactos interesantes profesionalmente, siendo una manera más de hacer networking y dar a conocer tu forma de trabajar.

  1. Cambias la rutina

Gracias al voluntariado saldrás de tu rutina diaria. Los trabajos voluntarios pueden realizarse nacional e internacionalmente. Tanto si eliges quedarte en tu ciudad como si te atreves a irte al extranjero, está claro que tu vida cambiará. Por otro lado, es también una manera sencilla para explorar tus intereses y pasiones de forma divertida. Te ayudará a darle sentido a tu vida.

 

Después de haber analizado todos estos beneficios, podemos concluir en que la satisfacción será doble: tanto para ti como para los que reciben tu ayuda. Así que, ¡anímate a ser voluntario!


La gestión del talento y la experiencia del empleado en remoto

En plena crisis y con un porcentaje de paro cada vez más preocupante, es paradójico, pero muchas empresas afirman que no consiguen encontrar a los profesionales que necesitan. Si no es suficiente, ahora también existe otra preocupación, la fuga de talento.

 

Para abordar este último tema, la experiencia de empleado se ha convertido en una prioridad para muchas empresas. El futuro incierto, la proliferación del teletrabajo y la aceleración del uso de las tecnologías para la realización del trabajo remoto han puesto el foco en mejorar el compromiso de los empleados y evitar que abandonen la empresa.

 

La experiencia de empleado se crea a partir de todas las interacciones entre un empleado y su organización, desde el momento en el que se incorpora hasta su salida. Los departamentos de personas trabajan para que todos los procesos maximicen los sentimientos positivos del empleado hacia la organización y que exista un equilibrio entre la misión del colaborador, la cultura corporativa y el entorno en el que realiza su trabajo.

 

En esta nueva normalidad, en la que, sobre todo, ese entorno se ha visto alterado y no está bajo el total control de la compañía, la experiencia del empleado se hace más difícil de gestionar, por lo que es necesario trabajar en metodologías, acciones y herramientas digitales que permitan mejorar esta experiencia.

 

Más del 70% de los departamentos de HR se han fijado como objetivo prioritario reforzar el compromiso de los empleados de la empresa. Y es que la llegada del COVID y la nueva normalidad que ha generado, han puesto en riesgo el talento de las organizaciones, desde el punto de vista de la salud de la plantilla, pero también de la propia gestión de los equipos a distancia, asegurar el rendimiento y cuidar o mejorar el engagement. Para ello, el uso de las tecnologías en estos ámbitos de la gestión es vital.

 

Las empresas deben poner el foco en asegurarse contar con el mejor talento, identificar al empleado clave y apoyar al potencial, favoreciendo el rendimiento de este. Debemos instaurar procesos sencillos y digitales que permitan seguir gestionando el talento y proporcionando la mejor experiencia del empleado, facilitándoles su vida diaria, manteniendo la comunicación continua y fomentando la colaboración.

 

Sin duda, se plantea un reto para los departamentos de HR de las organizaciones, adquiriendo un protagonismo que en ocasiones antes no tenían. Pues, se hace tan crítico e importante cuidar al cliente externo, como al interno (el empleado), para asegurar no solo la sostenibilidad de la empresa, sino su evolución y crecimiento. Ahora más que nunca, el talento es el nuevo capital de la organización y es clave cuidarlo.