¿Es ético diseñar un producto para que falle?

Muchas personas han oído hablar de la "obsolescencia programada", pero pocas conocen su origen, su desarrollo y los primeros productos fabricados bajo este concepto. En Hasten Group te lo contamos todo sobre este término que, entre otros aspectos, afecta al mundo digital en el que vivimos.

La obsolescencia programada es programar la vida útil de un producto. Esta acción intencionada se originó en los años 20. Más tarde, comenzó a realizarse con todo tipo de productos (bombillas, vehículos, electrodomésticos, aparatos electrónicos…) con el fin de aumentar las ventas.

Desde los años 50 hasta la actualidad fue la raíz del crecimiento económico en el mundo Occidental gracias a que en paralelo nació la sociedad de consumo y la producción en masa, por tanto, ejecutar lo primero salió muy bien gracias a los consumidores y a las compras de productos innecesarios. Incluso llegó a ser innecesaria esta obsolescencia puesto que muchas veces los consumidores estaban seducidos por diseños más modernos que surgían de productos que ya tenían.

“Un artículo que no se desgasta es una desgracia para el negocio”

¿Cuál crees que fue uno de los primeros productos?

Fue la bombilla. Sin embargo, antes de ésta se fabricó una bombilla sin obsolescencia programada, con un filamento específico. Esta misma lleva encendida sin interrupción desde 1901 en un parque de bomberos en California.

Esto nos lleva a preguntarnos por qué no se fabricaron así todos los productos o, al menos, todas las bombillas. En 1924 se creó un cartel mundial llamado Phoebus que controlaba el mercado mundial de las bombillas, su objetivo era controlar al consumidor, a la patente y a la producción, que el público comprase bombillas con regularidad. Para lograrlo redujeron la vida de éstas a unas 1.000 horas.

En la actualidad, los productos tecnológicos son los que más sufren esta programación de su vida útil, y con ello los consumidores comienzan a cuestionarse la obsolescencia programada y los trucos de los fabricantes.

Los productos serían más caros si su precio incluyese costes ocultos, como las materias primas usadas, las emisiones de carbono y el impacto ambiental de la producción y el reciclaje y, de esta manera, tendrían más incentivos para hacer productos sin programar su vida.

Y tú, ¿Crees que es ético diseñar un producto para que falle?


El futuro de las empresas, y de Hasten, es verde

El futuro de las empresas es verde y Hasten Group lo sabe.

La compañía, consciente de los retos que nos aguardan en los próximos años, está llevando a cabo iniciativas sostenibles e implementando soluciones a corto plazo. 

¿Qué ha conseguido Hasten Group?

- Reducir el consumo de papel en un 90%.

- Desechar la utilización de elementos de un solo uso en la oficina, como vasos o cubiertos.

- Apostar por el teletrabajo, no solo para mejorar la conciliación de nuestros empleados, sino también para evitar los desplazamientos y reducir la contaminación.

Sumado al reto por un futuro verde, uno de los objetivos que quiere conseguir Hasten Group es la reducción de la huella de carbono. Para todo ello se ha adherido al Pacto Mundial de Naciones Unidas, una iniciativa solidaria que busca potenciar un sector privado sostenible y responsable, y transformar el sector empresarial en el mundo. Su objetivo es animar a empresas y organizaciones a alinear sus estrategias con Diez Principios universales relacionados con los derechos humanos, el medioambiente, la lucha contra la corrupción y el trabajo.

Asimismo, cuenta con el mandato de la ONU de sensibilizar al sector privado sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.

¿Qué os parecen todas las iniciativas que Hasten Group está llevando a cabo?